Bandidos en casa en Argentina
Belén Rodríguez habló de su infancia entre el drama y la alegría: “Un día llegaron a nosotros. Ocho de ellos, armados y adictos al pegamento. Estaba en el parque, me agarraron del pelo y me arrastraron adentro. Nos ataron, nos apuntaron con pistolas a la cabeza”. Durante la recesión económica, los bandidos acapararon todo: “Desde tazas de café hasta tenedores. Desde televisores hasta sábanas. Ropa, zapatos, bragas, álbumes de fotos de mis modelos”, recordó la corista. contando cómo logró rescatar sólo un par de botas: “Con el salario de un volante me había comprado un par de botas a plazos. Negras, con tachuelas, mi orgullo. muévete y agarra las botas para esconderlas.” en el hueco del sofá cama.

Llegada a Italia, en Riccione
“Decidí irme. Vine a Italia con un contrato de modelo – continuó Belén Rodríguez – Llegamos a Riccione, yo y otras 8 chicas, descubrimos que nuestro trabajo no es modelar sino dibujar chicas. Los que imaginamos pasarelas, fotos, nos encontramos en discotecas sobre cubos”. Pero la corista es astuta y astuta, por lo que encuentra direcciones para una agencia de modelos y comienza a audicionar para la televisión. “Desde entonces todos ellos sí” dijo con orgullo. Y con sus primeras ganancias finalmente pudo comprarle a sus padres una casa en Argentina: “Una casa en casa de un rico, con seguridad y garita las 24 horas… Empecé a dormir de noche. Mi familia está a salvo. Finalmente sé que están a salvo.” Ahora que Gustavo Rodríguez y Verónica Cozzani están en Italia, la paz está asegurada.

A pesar de las dificultades Belén Rodríguez recuerda con cariño su infancia. “Estoy viendo casa en el prado y me identifico con Laura Ingalls… creí en Santa Claus hasta los 15 años… recuerdo la casa del árbol que construyó mi papá”. Ahora Gustavo Rodríguez construirá una casa en el árbol para Santiago, con la adición de una terraza. “Veré a mi esposo e hijos”, concluyó Belén.