Argentina y Patagonia para la Nochevieja en el fin del mundo entre glaciares y faros – Corriere.it

Será una experiencia de inmersión en la naturaleza, siguiendo los pasos de Charles Darwin, Che Guevara, Bruce Chatwin, Luis Sepúlveda e incluso el “Wild Bunch”. Darwin era un estudiante de teología de veintidós años en Cambridge cuando en 1831 decidió abordar el “Beagle” con destino a la Patagonia.
La misión del bergantín de la Royal Navy británica era cartografiar con la mayor precisión posible las lejanas costas de Argentina. Los jóvenes naturalistas aprovecharon esto para restaurar cientos de hallazgos fósiles de animales extintos. Precisamente con motivo de aquella expedición escribió en su diario de viaje, “el acontecimiento más importante de mi vida”.
Una vasta extensión de vacío, polvo, silencio, cielo oscuro. El hábitat perfecto también lo fue para dos de los grandes bandidos de principios del siglo XX, Butch Cassidy y Sundance Kid, que buscaron refugio en la Patagonia, robando bancos y oficinas de correos sin ser descubiertos.
Iremos más abajo, hasta el fin del mundo. Porque después de Ushuaia, la única ciudad de Argentina ubicada en el lado occidental de los Andes, no queda nada. Las Américas terminan ahí. Hay que navegar mil kilómetros al sur antes de encontrarse con la Antártida.
Estamos hablando de la capital de la provincia de Tierra del Fuego, fundada en 1884 por motivos puramente estratégicos: marcar el territorio y la soberanía de Argentina sobre las remotas tierras.
Actualmente esta ciudad es una ciudad turística, un lugar para comer un delicioso cangrejo real. Su fuerza radica en la naturaleza extrema que la rodea y los descubrimientos que conserva a lo largo del Estrecho de Beagle: una isla de lobos marinos, un faro en el fin del mundo, una isla de pájaros, una enorme colonia de pingüinos de Magallanes, y con un poco de Con suerte, es posible que incluso veas una ballena jorobada o una orca. En la Patagonia, tierra infinita de luz y silencio, admiraremos enormemente al Perito Moreno, declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1981: su “frente” es una gigantesca pared de hielo que cruje y se desmorona sin cesar. Espectáculo único en el mundo.
Y finalmente también afrontaremos un regreso al norte, a la frontera entre Argentina y Brasil. «Iguazú» en la lengua de los indígenas guaraníes significa «agua grande»: de hecho hay más de doscientas (275 para ser exactos) cascadas o cataratas ubicadas en una selva subtropical rica en biodiversidad.
Y entre un vuelo y otro, nos enamoraremos de Buenos Aires, la elegante capital del tango, crisol de culturas que combina influencias europeas y latinoamericanas, “un hermoso monstruo, un gigante insomne, eterno e interminable”, como dice retratando a su mayor escritor, Jorge Luis Borges.

En la foto, el faro Les Éclaireurs representa el punto más austral de la región continental de Argentina, ubicado en la entrada a la Bahía de Ushuaia en el Estrecho de Beagle.

León Enrique

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