Más de veinte años después de las reformas constitucionales que promovían la igualdad de acceso de mujeres y hombres a los mandatos electorales y de las primeras leyes llamadas “paritarias” y casi 80 años después del derecho al voto de las mujeres francesas, faltan los cálculos: las mujeres siguen estando en gran medida subrepresentadas en la política. Eran solo el 38,7% en la Asamblea Nacional y el 31,6% en el Senado en 2017.
Aunque la mayoría sigue siendo una minoría, nunca ha habido tantos de ellos en el Parlamento. Varios partidos fueron los principales actores en este desarrollo, y en particular La République En Marche con un 47 % de miembros electos de la Asamblea Nacional, MoDem con un 46 % de mujeres representantes y France Insoumise con un 41 % de mujeres representantes. Esta familia política ha mostrado una preocupación por invertir tanto mujeres como hombres en elecciones legislativas anteriores, pero también por invertir mujeres en áreas que considera “ganables”. Por el contrario, los republicanos han invertido un 38,9 % en candidatas y solo tenían un 23 % de representantes femeninas al día siguiente de las elecciones de 2017. Algunos partidos prefieren pagar una multa económica que presentar candidatas, especialmente en los distritos electorales que los favorecen.
Así, los franceses en el extranjero tendrán que esperar unas semanas más para saber qué opciones se les presentarán en las elecciones legislativas. Como anunciábamos en nuestro artículo del 15 de febrero, solo Les Républicains han investido a sus candidatos en nueve de los once distritos electorales franceses establecidos fuera de Francia y ya se han presentado cuatro mujeres. Creemos que la representación de la mujer también estará en la agenda del comité de toma de posesión en otros equipos de campaña.
Ciertas leyes políticas de paridad familiar y voluntariedad contribuyen a promover una mayor representatividad en los puestos de responsabilidad y poder. Sin embargo, es hora de que los actores públicos y políticos cuestionen las barreras estructurales a la participación de las mujeres. Todos los demás “animadores”, “presidentes de federación”, “árbitros” y líderes de partidos están de acuerdo: las mujeres invierten menos en política que los hombres.
Por tanto, la pregunta que debe animar a quienes pretenden gobernar Francia a partir del 24 de abril es la siguiente: ¿Cómo ir más allá de las políticas de discriminación positiva, necesarias, pero aparentemente no suficientes, para que las mujeres encuentren vías de compromiso político para pasar de la paridad cuantitativa al poder compartido efectivo? Tienes cinco años…
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