En los octavos de final hay favoritos para clasificarse. Holanda, Argentina, Francia, Inglaterra, Croacia, Brasil, Portugal… Ninguna de las grandes selecciones logró su objetivo. Excepto por uno. A pesar de poseer un balón digno del apogeo del FC Barcelona, España quedó eliminada sorprendida por Marruecos en los penaltis (0-0, 3-0 en los penaltis). La gran secuela épica de Atlas Lions.
En la siguiente ronda, los hombres de Walid Reragui se desempeñaron mejor que ante el portugués Cristiano Ronaldo, que sueña con ganar el título planetario de la (posible) final del Mundial para “CR7”. Pero Marruecos ganó por el margen más estrecho (1-0), y se convirtió en la primera selección africana en llegar a las semifinales de un Mundial. Se suma a Francia, que perdió ante el inglés Harry Kane, cuyo segundo penalti en el tiempo de descuento voló por las nubes sobre Doha (2-1).
Un terremoto ocurre en el otro lado de la pintura. Brasil, en busca de su sexta estrella, cayó en los penaltis (1-1, penal 4-2) ante la subcampeona mundial Croacia, y no logró alcanzar en semifinales a su mejor rival, Argentina. El país de Pelé comenzaba a acostumbrarse a fracasar en los cuartos de final, pero la salida del país más laureado en la historia de la competencia seguía siendo un acontecimiento.
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