Roma, 18 de mayo de 2022 – La noticia es una que ha despertado la curiosidad de coleccionistas de todo el mundo y entre nosotros los aficionados al fútbol de los años 70 y 80.
El balón utilizado para jugar una de las finales más icónicas de la Copa del Mundo, el balón de Múnich de 1974 entre la anfitriona Alemania Occidental y los Países Bajos de Crujiff, será subastado..
Eso es para ponerlo ahí Club de segunda división uruguayo Rampla Juniorsque tiene su sede en el barrio Cerro de Montevideo.
Pero, ¿qué tiene que ver el club de la segunda división uruguaya con el balón de la final mundial de 1974? ¿Cómo terminó allí el último?
Todo es culpa del árbitro. Como de costumbre, la gente dirá. Aunque en este caso, más que culpa, necesitamos hablar de mérito.
El beneficio de conservarlo durante años, evitando que se destruya o se pierda.
El premio que se le debe dar al árbitro uruguayo, Ramón Barretoquien en la final jugó un papel Árbitro asistente de línea de Inglaterra Jack Taylor.
Ese 7 de julio de 1974, en el Olympiastadion de Munich, al pitido final de Taylor, fue Barreto Uruguay quien se llevó el balón.
Luego lo llevó a su casa en Uruguay. Dónde está lo mantuvo hasta 1997, año en que lo donó a Rampla Juniors, donde era presidente en ese momentojunto con una declaración de autenticidad certificada por un notario.
Tal y como afirma el actual presidente de Rampla Juniors, Daniel Bianchi.
La persona que decidió subastar la reliquia histórica después de veinticinco años en los que esto había sido guardado celosamente en la sede del club que ahora presidía.
Pero sin explicar en qué país se realizará la subasta ni cuál es el punto de partida.
Solo para saber ex árbitro internacional Ramón Barreto murió en 2015. Y quién sabe si esta noticia le dará la vuelta en su tumba.
Dado lo mucho que le importa el hecho de que el balón lo custodia su club rojiverde favorito en Montevideo a quien se lo había dado.
Le ha visto jugar desde la gran Holanda de una leyenda como Crujiff (que fue la única final de un Mundial en su carrera) y desde la campeona Alemania.
Una reliquia que a Barreto le encantaaunque luego, su carrera como árbitro le ha llevado a hacer el juez de línea también estuvo en la final mundial cuatro años después, en Argentina, en 1978.
Esa noche, en Buenos Aires, sin embargo, no pudo controlar el balón.
Pero en fin, ya lo tenía en 1974. Suyo. Eso es ahora quién sabe con quién terminará.
Tal vez la Asociación Alemana de Fútbol lo compre..
Porque sigue siendo un balón que recuerda a uno de los títulos mundiales conquistados por Alemania, que la noche del 7 de julio de 1974 venció a Holanda por 2-1.
Alemania, que en ese momento todavía estaba dividida entre Occidente y Oriente, pero que sigue siendo la misma en nuestro imaginario colectivo, es pallonari.
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