Los países del sudeste asiático se vieron obligados a lograr un delicado acto de equilibrio con Rusia, el socio económico que deben mantener, frente a la presión de Estados Unidos para aislar a Moscú, antes de una serie de cumbres internacionales. Tres cumbres en el programa de este mes: ASEAN en Phnom Penh (11-13), G20 en Bali (15 y 16) y luego el Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) en Bangkok (18 y 19).
Indonesia, en un papel de mediador, ha invitado al presidente ruso, Vladimir Putin, y a su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, al G20, pero ninguno de los líderes ha confirmado su presencia física. Sin embargo, no se debe esperar que el bloque regional de diez naciones, que ha hecho de la no intervención uno de sus principios fundamentales, elija claramente entre Kyiv y Moscú.
“ASEAN seguirá trabajando de cerca con Rusia, manteniendo el statu quo”, analiza Joanne Lin, investigadora del Instituto de Estudios del Sudeste Asiático en Singapur. “Muchos países miembros de la ASEAN son buenos para resolver problemas problemáticos”, dijo. Tailandia encarna esta política de la tercera vía, ya sea a favor o en contra: reinos como Laos, Vietnam, China e India se abstuvieron de votar en octubre una resolución de la ONU que condena la “anexión ilegal del territorio ruso en Ucrania”.
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