Hebe de Bonafini, una de las madres de la Piazza di Maggio, murió a los 93 años

Murió hoy a los 93 años en Buenos Aires Hebe María Pastor de Bonafini, uno de los fundadores de las “Madres de Piazza di Maggio”, una asociación que durante años luchó por los derechos de las personas desaparecidas durante la dictadura cívico-militar y sus familias. La misma activista, conocida como Hebe de Bonafini, es madre de dos “desaparecidos”. De Bonafini, a menudo en el centro de atención por su espíritu de polémica, falleció esta mañana en el hospital italiano La Plata, donde estuvo internado varios días. Entre los primeros en comentar sobre la desaparición, la vicepresidenta Cristina Kirchner, estuvo unida a Hebe por lazos de amistad personal. “Querida Hebe, Madre de la Piazza di Maggio, símbolo mundial de la lucha por los derechos humanos, orgullo de Argentina. Dios te ha llamado a Sí mismo en el Día de la Soberanía… no tiene por qué suceder por casualidad. Solo gracias y siempre”, escribió Cristina Kirchner en un mensaje colgado en su perfil de Twitter.

Las “madres” se reunieron por primera vez el 30 de abril de 1977, en plena dictadura, en la Plaza Capitolina de Maggio. No muy lejos de la pirámide del mismo nombre y en el vestíbulo presidencial de la Casa Rosada, catorce mujeres temiendo por la suerte de sus hijos decidieron unirse para hacerse ver y conseguir un enfrentamiento con el presidente de facto, Jorge Rafael Videla. Al no poder permanecer sentadas, dado el estado de emergencia impuesto por la policía, las madres comenzaron a caminar lentamente alrededor de la pirámide, de la mano en grupos de dos para evitar la “multitud”. Iniciativa del próximo viernes repitió y, principalmente gracias al boca a boca porque su paradero fue ocultado por los medios oficialistas, se sumaron otras mujeres, entre ellas la propia De Bonafini. En definitiva, decidieron reunirse semanalmente -los jueves de 15.30 a 16.00 horas, para interceptar el mayor número de personas- y llevar pañuelos blancos en la cabeza para hacerse reconocibles.

Sus acciones pronto terminaron en la mira del régimen, con secuestros y abusos, pero sus acciones no fueron desbaratadas. En cambio, comenzaron a hacer oír su voz incluso más allá de las fronteras, gracias a las entrevistas obtenidas durante la Copa del Mundo de 1978. Los pañuelos blancos y las marchas de los jueves se convertirían, incluso después del fin del régimen en 1983, en símbolo de la defensa de los derechos humanos y la resistencia a las fuerzas autoritarias. Las marchas nunca cesaron, la que el jueves 17 de noviembre fue la número 2.317, primero para llamar a los responsables de la dictadura cívico-militar a responder por sus crímenes, luego como oportunidad para opinar sobre la actualidad política. Para continuar la lucha por la memoria o recuperación de sus hijos, las Madres formaron una Asociación, dando vida a un ejemplo que se convertiría en el centro del debate cultural argentino: programas de radio, televisión, cafés literarios, viviendas sociales. planes y jardín de infantes.

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Martín Baca

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