El lunes, un día después de la derrota ante el Lorient (1-3), Lionel Messi fue visto en el aeropuerto de Riad, la capital de Arabia Saudita. Las visitas por contrato le atraen unos 30 millones de euros al año como embajador de turismo del país.
Al mismo tiempo, otra compañía parisina fue convocada al Camp des Loges para una sesión de recuperación. El viaje de Messi no dejó de sorprender a los que no lo sabían, entre sus compañeros de París. El asesor deportivo Luis Campos tampoco fue advertido. Pero de momento, silencio de radio en todas las plantas del PSG. Las comunicaciones del club permanecieron en silencio. La lengua también se soltó en la compañía de líderes de la liga, donde quedó claro que Messi no tenía aprobación formal para volar a la nación rica en petróleo.
La versión que contradice a los familiares del jugador. Según ellos, el astro argentino pidió permiso al PSG para realizar el viaje. Sobre todo si ganan el domingo, el club les suele dar dos días de descanso en paz. El campeón del mundo de 2023 ha fichado por Arabia Saudí. En los últimos meses, ha cancelado dos veces viajes allí por negocios.
Un viaje que, por tanto, se basaría en un simple “malentendido”, ya que los mejores pasadores decisivos de la Ligue 1 estaban en el camino cuando se decidió ir a entrenar el lunes. Pero su situación en el Paris Saint-Germain plantea aún más preguntas. A priori, Lionel Messi no debería ser sancionado tras este episodio, aunque el club no quiere comentar al respecto. Su regreso a París está previsto para ese día, antes de que mañana se reanude el entrenamiento a las 11 horas.
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Arthur Perrot y Fabrice Hawkins
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