Es difícil -para un Papa cuyo lema es que la Iglesia sale y está entre la gente- quedarse quieto, sentarse, no moverse. Sin embargo, incluso Francesco se vio obligado a ceder a las instrucciones de su médico. Incluso durante unos días, Bergoglio se vio obligado a dejar compromisos en su agenda, a permanecer en silencio. Ayer por la mañana, al término de una audiencia con una delegación de peregrinos eslovacos, Bergoglio no se levantó como de costumbre para ir al encuentro de los fieles para saludarlos, estrecharles la mano y abrazarlos. “Esta pierna no está bien, no funciona, y el médico me dijo que no caminara. Me gusta ir, pero esta vez tengo que obedecer al médico”, admitió el Papa avergonzado, y agregó: “Le pido que se sacrifique, suba las escaleras y desde aquí lo saludo, siéntese. Esto es un insulto pero lo ofrezco por su país».
Un “insulto”, dijo Francisco, por supuesto no acostumbrado a permanecer sentado e inmóvil frente a su congregación. «Ahora me despido, quiero pasar a saludarlos a todos —añadió—, pero los saludo desde aquí. Rezo por ti, rezo por tu familia y por tu noble pueblo, ven y sé valiente. Y luego les pido, por favor, oren por mí. Por supuesto “.
El Papa, que cojeaba visiblemente, abandonó entonces el Salón de Nervi apoyándose en un colaborador para que lo apoyara. Una imagen insólita de un Papa sufriente está dando vueltas en la web y que genera algunas preocupaciones sobre el estado de salud de Bergoglio. Nada grave, informaron desde el Sagrado Palacio. La ballena sufre de dolor en la rodilla (lesión en los ligamentos de la rodilla derecha), un trastorno principalmente debido a una mala postura que a su vez es causada por problemas en la cadera. Si el hielo y los analgésicos no son suficientes, tenemos que parar, y es posible que tarde o temprano, inevitablemente, el Papa Francisco tenga que someterse a una cirugía de reemplazo de rodilla.
Por su propia naturaleza, Bergoglio quiere seguir moviéndose, viajando, conociendo gente. Pero el doctor es categórico: se necesita reposo y paciencia.
Hace unos días el Papa se había aclarado sobre su dolor. «Esa enfermedad una vez se llamó enfermedad de la monja, porque era la época en que las monjas rezaban, y de tanto rezar de rodillas, ¡cayeron enfermas! Sanará, pero mientras tanto tenemos que hacer lo correcto”, dijo.
En una entrevista reciente con el diario argentino La Nación, Bergoglio dijo que “el dolor de la guerra es más fuerte que la rodilla”. Y precisamente del conflicto ucraniano volvió a hablar ayer, llamando una vez más a la paz. «Vuestro saludo – les dijo a los peregrinos eslovacos – ha vuelto a demostrarse, esta vez en el contexto de la trágica guerra. En los últimos meses, muchas de vuestras familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a madres con hijos de familias ucranianas, obligadas a separarse por seguridad, que venían con su mal equipaje. Seguimos orando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida cotidiana, también con este movimiento caritativo acogedor”, subrayó el Papa.
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