El Papa con la periodista argentina Bernarda Llorente – Vatican News
De las pandemias a la preocupación por la casa común, de la juventud al compromiso con la política, de la Iglesia en América Latina a las crisis institucionales, de vuelta al gran tema de la guerra y finalmente al intento de apoderarse del papado.
Son muchos los temas que el Papa Francisco trató en su larga conversación con Bernarda Llorente, periodista de la principal agencia de noticias de Argentina, Télam.
Vacunas en África: algo salió mal
Francesco vio la actitud adoptada ante el brote de coronavirus que, reconoció, no le gustó. El ejemplo que da es que África se queda sin un suministro adecuado de vacunas; en definitiva, reavivó otro interés por la gestión, dado que -dijo- “algo no salió bien”. “Utilizar una crisis a tu favor es salir mal de ella y, sobre todo, salir solo”, repetía. Y por eso critica la noción de que un grupo puede salir de una crisis: de hecho, según el Papa, es una ilusión: habla en realidad de “salvación parcial, economía, política o algunos sectores de poder”.
El concepto de “guerra justa” necesita ser revisado
La guerra es una de las crisis más dramáticas. La referencia a Ucrania es explícita, pero el Papa recuerda también las tragedias de Ruanda, Siria, Líbano, Myanmar. “La guerra, por desgracia, son las atrocidades de un día. En la guerra no se baila el minué, se mata”, ha apuntado amargamente el Papa, acusando de nuevo a la estructura de venta de armas que la sostiene. Además, volvamos al concepto de ‘guerra justa’. “Puede haber una guerra justa, hay un derecho a la legítima defensa, pero hay que repensar la forma en que se usa hoy el concepto.”, enfatizó Francisco, quien una vez más prestó atención a la importancia de saber escucharse a sí mismo -incluso en la vida ordinaria- para dialogar y así eliminar la posibilidad de llegar al conflicto. Al respecto, recordó la visita al cementerio de Redipuglia por el centenario de la guerra de 1914, sus lágrimas no pudieron contenerse. También pasó en el funeral de Anzio: “Qué crueldad”, comenta. Recordando el desembarco de Normandía y los 30.000 niños que los nazis dejaron sin vida en las playas, se preguntó: “¿Es esto justificable?”. Y te invita a visitar los cementerios militares en Europa porque ayuda a que esto suceda.
ONU sin poder
A la luz de esta observación, el Papa reconoció su decepción con el trabajo de las Naciones Unidas que, aunque contribuyen a evitar la guerra (piensen en Chipre, por ejemplo), no pueden detenerla, “no tienen poder”.
Uso distorsionado de la naturaleza.
Otra crisis, la crisis medioambiental -en la que también el Papa vuelve a detenerse, antes de resumir el estilo que inspiró su Magisterio en estos casi diez años de pontificado- no es ignorada. Francisco habla de un uso pervertido de la naturaleza que, sin embargo, “te hace pagar por ella”: la usas, te abruma. Golpeamos el universo todo el tiempo. “Usamos mal nuestro poder”, subrayó el Papa. La preocupación por el calentamiento global lo llevó a relatar una vez más los orígenes de la encíclica Laudato Si’, ya determinar que la naturaleza no es vengativa sino “implacable” si ponemos en marcha procesos de degeneración.
Confíe en los jóvenes, incluso si no están involucrados.
El universo de la juventud ocupa una parte importante de la entrevista. En particular, el Papa insiste en una desvinculación política que parece inevitable: “están desanimados”, dijo Francisco, quien enumera los tratos mafiosos y la corrupción entre las causas que contribuyen a la desilusión. De ahí la invitación del Papa a estudiar, por el contrario, “la ciencia política, la convivencia pero también la lucha política que nos purifica del egoísmo y nos hace avanzar”. Sin embargo, el Papa señaló que tiene fe en los jóvenes, aunque no vayan habitualmente a misa: lo importante es ayudarlos a crecer y acompañarlos.
‘crimen espejo’
Francisco también describe lo que considera los males de nuestro tiempo: el narcisismo, la desesperanza y el pesimismo, los males de la llamada psicología del espejo. Según él lucharon con el sentido del humor “que te hace más humano” y con el enfrentamiento a la filosofía de la alteridad.
Un repaso a los 10 años del papado
Recordando diez años desde la elección, el próximo año se le pidió que registrara sus actividades en la Sede de Pedro. El Papa Francisco subrayó que “recogió todo lo que dijeron los cardenales en la reunión previa al cónclave”. “No pensé que hubiera nada original de mi parte -reconoce-, pero comencé lo que decidimos juntos”. Este fue esencialmente el estilo que produjo la nueva Constitución Apostólica del Predicado Evangelium, fruto de ocho años y medio de trabajo y breve consulta. Luego vino la experiencia misionera de la Iglesia. El Papa insistió en no querer nombrar a todos sus padres, en el sentido de que él fue como el catalizador de un proceso: “Es decir, no fue idea mía. Para ser claro. Esta es la idea de todo el Colegio Cardenalicio pidiendo esto”.
ruta latinoamericana
El Papa Bergoglio reconoció que existe un enfoque claramente latinoamericano de ser la Iglesia en diálogo con el pueblo de Dios y que está inevitablemente impreso en el Magisterio. En este sentido, aprovecha para recordar que la Iglesia “se distorsiona cuando las personas no pueden expresarse y acaba convirtiéndose en una Iglesia corporal, con una agencia pastoral responsable”. Recomienda leer al filósofo argentino Kush “quien mejor entiende lo que son las personas”. Francisco detalló que los pueblos de América Latina han sabido manifestar su verdadero protagonismo precisamente en el campo religioso, pero no olvidó mencionar el esfuerzo ideológico de la propia Iglesia, como instrumento de análisis marxista de la realidad para la Teología de la Liberación. . “Fue la explotación ideológica, el camino de liberación -digamos así- de la Iglesia popular latinoamericana. Pero la sociedad es una cosa, el populismo es otra”, dijo.
“La Iglesia latinoamericana en algunos casos presenta un aspecto de sumisión ideológica –prosiguió el Papa– ha existido y existirá, porque es una limitación humana. Pero es la Iglesia la que ha sabido y sabe expresar mejor su piedad popular”. El Papa reiteró la importancia de ver el mundo desde la periferia existencial y social, precisamente en cuanto a la relación entre ellos y las personas. De ahí la invitación a visitar viejos jubilados, niños, barrios, fábricas, universidades, “donde se juega la rutina diaria. Y ahí es donde la gente se muestra”. La mirada de Francisco sobre su continente natal es la de quienes lo ven en el camino lento, la lucha, el sueño de San Martín y Bolívar, por la unidad. “Él siempre ha sido una víctima, y siempre lo será hasta que esté completamente libre de la explotación del imperialismo”, resaltó, al señalar que todos los países tienen este problema. Por eso, nos invita a trabajar en el encuentro de “todos los latinoamericanos, más allá de la ideología, con la soberanía, para que cada uno sienta que tiene su propia identidad y, al mismo tiempo, necesita la identidad de los demás. No es fácil”, admite.
Cuidado con la distorsión de los medios
En cuanto a la importancia de la voz del Papa Francisco en el mundo de hoy a nivel social y político, el Papa explicó la coherencia, entre lo que siente ante Dios y ante los demás, que guía sus acciones y afirmaciones. Y agregó que no le preocupaba que realmente no pudieran cambiar las cosas, aunque quería que fueran útiles. Reflexionó sobre el hecho de que tenía que tener mucho cuidado con el riesgo de manipulación de sus pensamientos por parte de los medios y puso un ejemplo de la controversia que surgió, en el contexto de las observaciones sobre la guerra en Ucrania, apoyándose en la desaparición de Putin. juicio. “Por ejemplo, con la guerra, hubo toda una polémica por mi declaración en las revistas jesuitas: dije que ‘aquí no hay ni bien ni mal y expliqué por qué. Pero ellos toman esta afirmación por su cuenta. y dijeron: ‘¡El Papa no maldice a Putin!’.
Pero “la realidad es el estado de guerra es algo mucho más universal, más grave, y no hay bueno ni malo. Todos estamos involucrados y esto es lo que tenemos que aprender”.. De manera más general, Francisco advierte contra las tendencias mediáticas que conducen a la distorsión de la realidad cuando comunicar -observa- significa “hacer el bien”. Y, en este caso, evoca cuatro “pecados de la comunicación”: desinformación (decir lo conveniente); calumniar (crear para dañar a alguien); difamación (atribuir a alguien pensamientos que han cambiado mientras tanto); coprofilia (amor por la suciedad, gusto por el escándalo). “La comunicación es algo sagrado” y debe hacerse con “honestidad y autenticidad”, dijo el Papa, quien pidió por ello a los medios una sana objetividad, “que no quiere decir que sea agua destilada”. “El comunicador, para ser un buen comunicador, debe ser la persona adecuada”, dijo.
La vida es bella si sabes esperar
En la parte final de la entrevista, Bergoglio explora cuestiones personales: el momento del cónclave, los cambios en su vida después de la elección, pero también su vida antes de convertirse en Papa. Y he aquí la historia: “Bergoglio nunca hubiera imaginado terminar aquí. Nunca. Llegué al Vaticano con un maletín, con la ropa puesta y poco más. Además, dejé un sermón preparado para el domingo en Buenos Aires. Palmas”. Pensé: ningún Papa comienza su ministerio el Domingo de Ramos, así que el sábado me voy a casa. En otras palabras, nunca imaginé que estaría aquí”.
El Papa reconoció más tarde que “en la vida se aprende a ser universal, a ser generoso, a ser menos malvado”, y afirmó que “nunca en mi vida camina solo. Siempre hay hombres y mujeres, empezando por mis padres, mi hermanos – uno sigue vivo – que me acompaña. No me imagino como una persona solitaria, porque no lo soy”.
Con la habitual ironía, mirándose a sí mismo, el Papa volvió a decir: “¡Pobre, qué te ha pasado! Pero no es tan trágico ser Papa. Se puede ser un buen pastor”. Y sobre cómo cree que ha cambiado, admite que “me he vuelto más compasiva. En mi vida he tenido periodos de rigidez., donde he exigido demasiado. Entonces me di cuenta de que no se puede seguir ese camino, que hay que saber conducir. Esta es la paternidad que tiene Dios”.
“Conocer esta forma de esperar a los demás es de un padre -concluye el Papa-. Él sabe lo que te pasó, pero se aseguró de dejarte ir solo, te esperó como si nada. Bergoglio que, en cierta medida, , no siempre, como obispo era un poco más amable. Pero en la etapa jesuita fue terrible. Y la vida es muy bonita al estilo de Dios, siempre sabiendo esperar. Fingiendo no saber y dejando madurar. Esa es una de las cosas más bellas sabidurías que nos da la vida”.
Y a la pregunta de la entrevistadora Bernarda Llorente: “¿Vamos a tener al Papa Francisco por mucho más tiempo?”, respondió: “Que lo diga ahí”.
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