Santos en la vida cotidiana, encuentros con las personas y especialmente con los enfermos. Un santo que ha vivido varias situaciones que lo hacen contemporáneo del sufrimiento de hoy: emigrantes, de Italia a Argentina, involucrados en el mundo de la salud, como enfermeros y almas del primer hospital de la Patagonia. Finalmente, un santo con una espiritualidad sencilla pero fuerte. Eso es todo Artemide Zatti, canonizada por el Papa Francisco el domingo 9 de octubre, en la Plaza de San Pedro
Santos en la vida cotidiana, encuentros con las personas y especialmente con los enfermos. Un santo que ha vivido varias situaciones que lo hacen contemporáneo del sufrimiento de hoy: emigrantes, de Italia a Argentina, involucrados en el mundo de la salud, como enfermeros y almas del primer hospital de la Patagonia. Finalmente, un santo con una espiritualidad sencilla pero fuerte. eso es todo esto Artemida Zatti, que fue canonizado por el Papa Francisco el domingo 9 de octubre, en la Plaza de San Pedro. Salesiano coadjutor, nacido en Boretto (Reggio Emilia) el 12 de octubre de 1880 y muerto en Viedma, ciudad costera de la provincia de Río Negro, Argentina, el 15 de marzo de 1951. Emigrando con su familia a la Argentina en 1897, entró en contacto con el Mundo Salesiano en Bahía Blanca; tras contraer tuberculosis, fue enviado a Viedma, puerta de entrada a la evangelización de la Patagonia; sin ser sacerdote, hizo su profesión permanente en 1911. Enfermero y farmacéutico, dedicó el resto de su vida a los enfermos, asumió la responsabilidad del hospital fundado por los salesianos y visitó en bicicleta a los habitantes de la zona. En 2002 fue beatificado por el Papa Juan Pablo II.
Monseñor Viedma: “La santidad vive en la vida cotidiana”. Alguien que realmente siente con la gente, como obispo de Viedma, monseñor. Esteban María Laxague, también salesiano: “Todos los santos son dones de Dios, dan testimonio de su obra en la historia. Y sentimos que nuestro santo está cerca de nuestro tiempo. Es una persona que ha demostrado manifiestamente la santidad vivida en la vida cotidiana, haciendo ‘buenas obras’, administrar un hospital, andar en bicicleta por la patagonia, ver no solo la salud física sino también la espiritual. Da esperanza a los enfermos, pero también siembra alegría, como pedía Don Bosco. Era parte de una comunidad migrante, conoció un club de trabajadores católicos, jugaba bolos con ellos. Por eso, aún hoy la gente siente que es ‘uno de ellos’. Una vida que lo hizo conocido incluso fuera de Argentina, dado que el milagro aprobado para canonización se produjo en Filipinas.
Por eso es lógico que haya esperanza en toda la Patagonia. El 30 de octubre se realizará una misa de acción de gracias “Aquí la gente siempre lo considera un santo, el hospital lleva su nombre, pero también un barrio de la ciudad de Viedma. Muchas personas que lo conocieron siguen vivas. En estos años de pandemia se ha convertido en la patrona de la pastoral de la salud, en noviembre, durante la reunión de los obispos, será declarada patrona de las enfermeras argentinas. Por último, creo que también es importante la canonización de Giovanni Battista Scalabrini, considerando que Zatti es un recién llegado”.
Patagonia en celebración. Desde la comunidad salesiana de Viedma, continúa padre de pedro norambuena, que hizo un esfuerzo especial para organizar actos locales con motivo de su canonización: “Pocos pueden ir a Roma con nuestro obispo, pero estamos preparando una gran fiesta, con una procesión hasta la iglesia donde está sepultado. Además, hemos preparado un cortometraje sobre su vida, se lanzará un libro. Se están haciendo planes para ampliar el santuario. Artemide Zatti siempre ha sido muy popular aquí. Mucha gente asistió a su funeral, la ciudad quedó paralizada y pronto tuvo una reputación de santidad. Es un tiempo de gracia y alegría, que nos permite seguir la invitación que nos hizo Juan Pablo II, en 1987, cuando vino aquí y pidió a la comunidad cristiana de la Patagonia que ‘seguira siendo misionera’. Además, esta es la tierra que St. Juan Bosco, como misionero de frontera. Y para esto llegaron los salesianos a Viedma”.
En comparación con Artemide Zatti, el padre Norambuena también demostró su “capacidad de ver a Dios en cada hermano”, su reputación de “hermano de todos los pobres”, su talento para “hacer conexiones al servicio de la vida”, y su existencia asociada a ayudando a los enfermos, desde entonces, aún bajo discriminación vocacional, enfermó de tuberculosis para ayudar a un joven sacerdote. Es un santo del ‘callejero’ (‘el camino’), preocupado por el cumplimiento de sus deberes y encuentros con los más despreciables”.
Llamó mucho durante la pandemia. Desde Córdoba José Sobreroel biógrafo del santo, añade: “Era un hombre sencillo y amable, pero también una figura diversa, capaz de reorganizar un pequeño hospital de pueblo, dando vida a todo el barrio. Supo integrar varios aspectos y experiencias en su vida: en particular, ser salesiano, ser emigrante, enfermo y, a raíz de esa experiencia, sintió que su vocación era hacer del enfermo la principal preocupación de su vida, y sobre todo todos los más pobres. Entre todos estos aspectos, diría que se destaca su bondad, que brota de una fe profunda. Este es un momento de gran alegría para muchos: para la familia salesiana, para la comunidad de Boretto, en Italia, para la Iglesia Argentina y especialmente para Viedma. Se le ha llamado mucho en estos años de esta pandemia, y su mensaje es de no rendirse, aún en momentos difíciles como los que estamos viviendo y viviendo estos años”.
También por eso, los obispos de la región argentina de la Patagonia-Comahue, en una carta dirigida a todos los fieles, subrayaron que “Todo el mundo de la salud” se pone bajo el patrocinio del próximo santo, tanto los enfermos como los médicos, enfermeros, voluntarios y oficiales, para que puedan inspirarse en él en su ministerio. “Que Zatti también interceda para que la atención de la salud se convierta en una prioridad en la política pública del gobierno, derecho de todos, nadie quede excluido de un seguro de salud de calidad”, concluyeron los obispos.
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