Las autoridades argentinas pueden haber evitado un nuevo “atraco del siglo” con el descubrimiento el jueves de un sofisticado túnel de unos 220 metros de largo excavado hacia un banco en San Isidro, un rico suburbio al norte de Buenos Aires.
El túnel, excavado a tres metros bajo tierra, está dotado de una sólida estructura de madera, equipado con sistemas de ventilación y eléctricos, y termina a pocos metros del banco Makro, según la policía.
El descubrimiento se produce tras un incidente accidental: el miércoles, un conductor estacionado escuchó un sonido procedente del chasis de su coche, antes de darse cuenta de que se trataba de una varilla de metal que emergía de entre los adoquines de la carretera.
La fiscalía local ordenó una posible búsqueda en el túnel y descubrió su punto de partida, un hangar en desuso a 200 metros de distancia, donde se descubrió una gran cantidad de equipos de vertido y excavación. La policía no había informado de ningún arresto hasta el jueves.
Los investigadores estimaron que la construcción del túnel tomó entre 6 y 9 meses y lo calificaron como “una obra de ingeniería”, “mejor que el túnel del Chapo Guzmán”, en referencia al túnel que el narco mexicano utilizó para escapar de prisión en 2015.
Este incidente también nos recuerda el “robo del siglo” en Argentina, ocurrido en 2006 en la misma ciudad de San Isidro, cuando un grupo de delincuentes robó casi 19 millones de dólares de un banco y escapó por un túnel excavado a lo largo de un año para que escaparan, mientras llevaban a cabo una larga simulación de toma de rehenes en su interior.
Durante este robo, que fue objeto de un libro, una serie y una película, la pandilla utilizó armas falsas y dejó una nota en el cuarto seguro: “En un barrio rico, sin armas ni rencores, solo tiene dinero y no amar.”
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