El interior está dominado por una sala de estar que consta de sala de estar, cocina y comedor, lo que se refleja en los dos dormitorios con baños contiguos y un pequeño trastero.
“Por fuera, no quiero ser demasiado llamativo, para mantener el ánimo Villa. Por dentro, sin embargo, quería un concepto más moderno. El objetivo es convertirse contacto constante con la naturaleza sintiéndome protegido por ella”, continuó Laura Schiebel.
El entorno rústico se complementa con una huerta orgánica comestible para consumo personal, donde una pareja cultiva frutas, verduras y hierbas según las estaciones.
La mayor parte del interior está ocupada por la sala de estar, que consta de una sala de estar, una cocina y un comedor, alrededor de la cual se encuentran dos dormitorios, cada uno con baño y armario. “No quiero algo demasiado visible en el exterior, para permanecer en el espíritu Villa. Por otro lado, por dentro, quería un concepto más moderno. La idea es ser mantenerse en contacto con la naturaleza sintiéndome protegido de ella”, desarrollando diseñadores de interiores.
Para complementar el carácter rústico general, la pareja creó un huerto comestible que proporciona frutas, verduras y hierbas aromáticas, según las estaciones. Las 150 hectáreas restantes de tierra donde se crían los ponis se explotan según métodos de agricultura regenerativa destinados a nutrir y fertilizar el suelo. El compromiso de la pareja con la protección de la naturaleza se extiende a la plantación de especies de árboles endémicos que, al mismo tiempo que fortalecen la biodiversidad, ayudan a combatir las plagas de forma natural. Manera armónica de considerar la convivencia con los ecosistemas.
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