“Guerra judicial” contra “persecución política”: miles de personas se manifestaron este martes en Buenos Aires, exigiendo una reforma de la justicia, donde el poder y la oposición se acusan mutuamente de ser una herramienta.
“No a los juicios de la mafia”, “¡La justicia está encarcelando a los que roban préstamos del FMI!” Dijo la pancarta que se sostuvo durante la marcha, organizada por movimientos cercanos al poder, frente al Palacio de Justicia en el Área de Buenos Aires.
Marchas similares se realizaron en varias ciudades de Argentina.
Los manifestantes, entre sindicatos, asociaciones, abogados y funcionarios electos, denunciaron la justicia instrumentada de derechos, una “ley” (guerra judicial), que argumentaron, estaba en algún proceso en curso contra el vicepresidente peronista (y Jefe de Estado desde 2007). ) a 2015) Cristina Kirchner.
La oposición de centroderecha del expresidente Mauricio Macri denunció la movilización como un “comportamiento golpista” ante el Poder Judicial, que envió un “grave mensaje institucional”.
La oposición acusa al gobierno de librarse de la corrupción señalando con el dedo a los jueces.
El presidente Alberto Fernández, abogado y profesor de derecho penal, ha hecho de la reforma judicial uno de sus principales proyectos, denunciando la falta de transparencia de la justicia y la “arbitrariedad procesal”.
Las reformas deseadas por el ejecutivo en particular aumentarían el número de jueces federales de 23 a 46, para evitar “la concentración del poder de decisión en un número reducido de jueces”.
Una reorganización de la Corte Suprema también vería la creación de un nuevo ejemplo de último recurso, que degradaría la Corte actual a solo un caso de constitucionalidad.
Para la oposición, nada más y nada menos que un deseo de hacer justicia a los pedidos, en particular de juzgar procesos contra Cristina Kirchner, que tarde o temprano llegarán al máximo órgano judicial.
Mauricio Macri se refiere a las fuerzas peronistas con los mismos argumentos de “persecución política” que hizo Cristina Kirchner, cuando fue acusada en diciembre pasado de “espionaje” durante su presidencia.
– Desconfianza de la justicia –
La desconfianza hacia el sistema judicial en Argentina, aunque se le atribuye la condena de los líderes de la dictadura militar (1976-83), ha aumentado en las últimas décadas.
Como probablemente no tiene precedentes en este país, “el poder judicial ha ocupado un lugar central en el espacio político”, analiza Ricardo Gil Lavedra, un veterano jurista, que forma parte de la junta judicial.
“Esta nueva ventaja ha despertado el interés de los políticos sobre cómo puede evitar sorpresas y obtener una justicia más favorable”, agregó el magistrado Lavedra.
Empezó en los 90, bajo la presidencia de Carlos Menem, con una Corte Suprema ya remodelada, explicó.
Para él, aunque hubiera “posibles mejoras” en el funcionamiento limitado del Tribunal Supremo (cinco miembros), cualquier reforma judicial “debería estar dictada por un acuerdo mucho más amplio, para disipar toda sospecha”.
En cambio, pronostica un “año muy estresante” en torno a las reformas.
En noviembre, Cristina Kirchner y sus dos hijos se beneficiaron de ser despedidos en un caso de lavado de dinero a través de la inmobiliaria de la familia.
El vicepresidente ha estado implicado en nueve casos, entre cohecho, daño especulativo al país u obstrucción a la justicia. Se benefició del despido, pero el procedimiento siguió.
La divisiva pero popular vicepresidenta denunció “golpes judiciales financiados hoy en América Latina, de la misma manera que se financian los golpes militares en el pasado, y por los mismos financistas”.
Para el jueves están previstas manifestaciones contra el proyecto de reforma judicial, a pedido de abogados y juristas en particular.
“Pionero de Internet. Alborotador. Apasionado amante del alcohol. Defensor de la cerveza. Zombie ninja”.