Querido director,
la trascendencia demostrada por los dos volúmenes publicados hasta ahora es verdaderamente extraña La verdad os hará libres están fuera de las fronteras de Argentina. Futuro Hablamos de ello recientemente en las páginas de Catholica con un artículo de Lucia Capuzzi. Este trabajo pretende mostrar una visión eclesiástica del accionar de la Iglesia Argentina durante la dictadura argentina, dictadura que muchos en este país denominaron “cívico-eclesiástica-militar”. El tercer volumen sobre el impacto de la dictadura se ha anunciado, con artículos y figuras diversas, como un “volumen hermenéutico”, como se ha definido. El primer volumen pretende mirar la situación histórica y los diversos actores eclesiásticos que la afrontaron; el segundo, siguiendo una línea cronológica (interrumpida sólo por motivos temáticos razonables), presenta los archivos, en gran parte inéditos, tanto de la Conferencia Episcopal como del Estado Vaticano. Por tanto, es incomprensible, como decía, que esto haya traspasado fronteras y haya sido ampliamente publicitado, por ejemplo, en España e Italia, y que incluso el Papa, en su viaje a Hungría, lo haya mencionado en presencia de dirigentes. Jesuitas de ese país. El primer volumen muestra a varios estudiosos presentando sus puntos de vista sobre diversos aspectos: publicaciones, religión, clero, laicos, etc. Esto no se refiere a la honestidad de los escritores, sino a su parcialidad. Por supuesto, hay otros puntos de vista que se espera que se incluyan en un trabajo que se tome en serio. Para dar sólo un ejemplo, al hablar del caso de dos jesuitas desaparecidos, Orlando Yorio y Francisco Jalics, cuando Jorge Bergoglio era Provincial de la Compañía, el autor afirma que la bibliografía es abundante, lo cual es cierto, y que sólo se pegarán al que consideran más seriamente, pero resulta que los utilizados son completamente parciales (llamémoslo “bergoglianos”), incluso utilizando Wikipedia, pero no en un análisis serio de opiniones contrarias. El volumen 2, como ya se ha dicho, presenta documentos, correspondencia, por ejemplo, entre autoridades y embajadas, o entre embajadas y el Vaticano, y -salvo algunos casos- hay que decir que no aporta nada nuevo al mundo. mesa. En otras palabras, si muchos de nosotros creíamos firmemente en la postura de este obispo, ahora tenemos un nuevo elemento que la confirma. Como en el discurso preconcebido, muchos aparentemente concluyeron que la actitud del obispo era “poco profética” (lo repitió Jorge Casaretto, obispo emérito de San Isidro, uno de los pocos obispos supervivientes en ese momento, en una entrevista con el diario La Nación ( 18 de junio de 2023); de hecho, hay que subrayarlo, “no fue en absoluto” profético, y en algunos momentos y en muchas actitudes fue cómplice, aunque se quisiera imitarlo, negarlo u ocultarlo. Decir que han “hablado” es inconsistente, o incluso una burla. Es incluso triste señalar, por “demostrativo” en su actitud, que muchos obispos (y nuncios apostólicos, por ejemplo) salvaron muchas vidas ayudándolos a exiliarse. Esto no se puede discutir, incluso los obispos más recalcitrantes (Tórtolo y Medina, por ejemplo) lo han alentado, como se puede ver en el volumen 2, pero esto no elimina ni encubre su implicación y bendiciones. Podemos señalar omisiones importantes en ambos volúmenes (he escrito mucho sobre ellos en otros lugares), información incorrecta o incompleta, opiniones sesgadas… Aunque estos trabajos son fruto de la Facultad de Teología con la colaboración de otro estudioso, el Papa Francisco. en Hungría presentado como obra de la «Conferencia Episcopal Argentina». A título personal, debo decir que después de leer atenta e intensamente las 1.805 páginas de los dos volúmenes, nada me ha convencido de lo contrario, de que la dictadura fue “cívico-militar con bendiciones eclesiásticas”.
Eduardo de la Serna vía Claudio Tognonato
Estimados Profesor Tognonato y Pastor de la Serna, el director me pidió que respondiera a su carta y quisiera comenzar diciendo que los conozco y los respeto muy bien a ambos por sus escritos. Por eso estoy muy feliz de poder dialogar con ustedes. El porqué de la “extraña” trascendencia internacional de la obra La verdad os hará libres – A quien Futuro ha dedicado más de un estudio- radica en el carácter extraordinario de sus fuentes: los archivos, en gran parte inéditos, de la Conferencia Episcopal Argentina y del Vaticano. Los documentos contenidos en los archivos de la Santa Sede son desclasificados papado por papado. Papa francés ha decidido hacer una excepción, proporcionando los periódicos de las secciones primera y segunda de la Secretaría de Estado y de la Embajada de Buenos Aires entre 1976 y 1983, los años de la dictadura argentina. Más de una veintena de investigadores reunidos por la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y su decano, Carlos Galli, pudieron analizar la compleja relación entre la Iglesia y el régimen militar en su conjunto. De ahí surgió la creencia de que los obispos argentinos eran ambiguos, débiles y “poco proféticos”. Esta es una afirmación clara, de ninguna manera justificada. Decir “poco profético” y no “nada profético” pero también significa considerar los pasos dados por la Conferencia Episcopal, por tímidos que sean, que a menudo son fruto del compromiso de clérigos que se pronunciaron contra la dictadura. En cuanto a la presunta complicidad – o “participación en actos delictivos o moralmente reprobables” (ésta es la definición de la palabra), no se indica en los documentos. Lo que está claro es que Jorge Mario Bergoglio, provincial, no fue responsable de la detención de los jesuitas Yorio y Jalic, como lo han confirmado los testimonios de los principales responsables.
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