gobierno argentino y Fondo Monetario Internacional (FMI) ha llegado a un acuerdo sobre la revisión de objetivos contenidos en el acuerdo de refinanciación de deuda firmado en marzo de 2022. “La delegación del Ministerio de Economía y el Banco Central de Argentina ha determinado con la delegación del FMI los principales aspectos del trabajo técnico de la próxima revisión”, escribió el ministerioEconomía en un mensaje publicado en tu perfil Gorjeo. “Se han acordado los objetivos y parámetros que formarán la base de un ‘acuerdo a nivel de personal’ (acuerdo entre delegados que luego debe ser presentado a la junta del FMI para su aprobación), que se espera que esté finalizado en los próximos días para proceder con las revisiones del programa”, se lee en una nota también publicada en el perfil del FMI. Las negociaciones, escribieron las partes, apuntan a “consolidar el orden fiscal y fortalecer las reservas, reconociendo el fuerte impacto de la sequía, el daño a las exportaciones y los ingresos fiscales del país”.
Durante semanas, los delegados han estado trabajando para tratar de reescribir los objetivos establecidos para marzo de 2022, en un intento por detener las consecuencias de la deuda récord con el FMI. Central, en este caso, sigue siendo el préstamo máximo de $45 mil millones que contrajo en 2018 el entonces presidente, Mauricio Macri. Los fondos desembolsados hasta el momento han servido principalmente para saldar deudas pendientes, muchas de ellas con los mismos organismos multilaterales. El gobierno de Alberto Fernández, según el cual este desembolso nunca debió firmarse, ha negociado términos menos onerosos para pagar la deuda, pero comprometido con términos de gestión que, con el tiempo, han resultado onerosos en todo caso, comenzando por la necesidad de llevar el déficit fiscal al 1,9 por ciento del producto interno bruto (al cierre de 2022 será del 2,4 por ciento).
Mientras pone en el plato de negociación posibles “descuentos” asociados a una sequía extraordinaria a finales de 2022 (causas de pérdidas de producción asociadas a la crisis energética y consecuencias de conflictos en Europa del Este), Buenos Aires está luchando por cumplir con las condiciones establecidas por el FMI, como se demostró en el primer y segundo trimestre de 2023. La presión del dólar hace cada vez más real el espectro de una devaluación del peso, que también sería saludable para las exportaciones, pero que correría el riesgo de inflamar la inflación, que ya supera el cien por ciento anual. Sobre todo si tenemos en cuenta que el país irá a elecciones en octubre y el principal candidato a gobierno es el ministro de Economía, Sergio Massa, quien está al frente de las negociaciones con Washington.
Sin mencionar que todos los esfuerzos por mantener las reservas de divisas en el Banco Central no parecieron producir los resultados esperados. Por ahora, y esperando desgarrar el organismo kristalina georgeva nuevas condiciones y más, Buenos Aires puede decidir seguir cumpliendo con los plazos en yuan, moneda de China que tiene buena disponibilidad gracias al acuerdo alcanzado por Fernández en Pekín, con su homólogo Xi Jinping. Con todo esto, el gobierno argentino espera girar un cheque por un monto que contenga algo más del monto necesario para pagar la deuda al vencimiento, que servirá para activar algún otro instrumento de política económica.
El FMI volvió recientemente a advertirArgentina la necesidad de poner en marcha una “política monetaria restrictiva” y un régimen cambiario simplificado. El país sudamericano finaliza 2022 con “alta vulnerabilidad de su deuda externa”, una situación de reservas críticamente precaria y “falta de acceso a los mercados internacionales de capital”, leeSector Externo informe 2023. Una situación que es “fundamental” para desarrollar “políticas macroeconómicas cautelosas”: “una posible respuesta de política es una consolidación fiscal conducente al crecimiento y un régimen cambiario simplificado”, escribió el FMI. Necesitamos “reformas estructurales para aumentar la capacidad exportadora” y la inversión extranjera directa. Una vez confirmado este marco, prosiguió el organismo multilateral, era necesario “eliminar la práctica de la plurimoneda y las restricciones cambiarias”, un complejo sistema desarrollado con el tiempo por el gobierno argentino para tratar de frenar la sangría de la moneda constante.
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