El centro de Buenos Aires y los bulevares adyacentes, salpicados de azul y blanco, se llenaron con cinco millones de simpatizantes (una cifra astronómica, en una nación de 47 millones de habitantes); los aficionados prolongan la fiesta y cantan a todo pulmón; los jugadores alzan triunfalmente sus trofeos en un autobús de dos pisos: la bienvenida de los campeones del mundo de fútbol a sus países el martes 20 de diciembre se tradujo en una serie de impresionantes imágenes que forman el mosaico de este acontecimiento histórico. Pero faltaba una cosa: los jugadores en el balcón de la Casa Rosada, el palacio presidencial. Están invitados allí. Pero ellos no fueron allí.
Aún en Qatar, ante la falta de confirmación, los medios nacionales se preguntan: ¿Irán los jugadores a la sede ejecutiva? Esa pregunta quedó sin respuesta durante todo el martes, superpuesta a una gran confusión en torno a las rutas de ómnibus recorridas por masas de argentinos que, para algunos, habían viajado desde provincias vecinas, gracias al feriado extremado la víspera por el gobierno.
Al mediodía, la llegada de los jugadores a la Casa Rosada fue anunciada como condicionada por varios medios de comunicación, dejando a miles de hinchas esperándolos en la Plaza de Mayo contigua al palacio. El presidente argentino Alberto Fernández (centro izquierda) también los espera. Vano. El autobús tuvo que ceder todo su recorrido, bloqueando el ansiado encuentro del Jefe de Estado y los millones que se habían congregado en densas multitudes camino al palacio presidencial. Los vehículos no pueden pasar por el carril seguro. Dos hombres incluso lograron tirarse al autobús. del viaducto, lo que motivaría la decisión de desviarse del trazado.
“Romper el legado de Maradona”
Al final, los campeones ni siquiera llegaron a la Casa Rosada, sin que nadie supiera las razones ni los responsables de la decisión: ¿los capitanes de los equipos? los jugadores ? ¿Federación Argentina de Fútbol (AFA)? Las acusaciones de mala organización se han disparado. “No se nos permite saludar a todos los reunidos en el obelisco [le point de ralliement des fans], el mismo organismo de seguridad que nos escoltaba no nos dejaba avanzar”, se quejó en Twitter del presidente de la AFAClaudio Tapia, conocido como “Chiqui”.
Nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos… https://t.co/DT9y6VXtbo
Esta reunión perdida fue la primera: nunca un campeón o finalista de un equipo de fútbol se negó a reunirse con un ejecutivo, sin importar el lado político. En 1986, luego de su victoria -la primera victoria en democracia, que antes había tenido lugar en medio de una dictadura militar, en 1978-, los campeones, Diego Maradona a la cabeza, acudieron a la Casa Rosada. “Diego” incluso entregó el trofeo al presidente, Raúl Alfonsín (centro izquierda), quien lo besó. Los campeones se regocijan en el balcón del palacio presidencial, como en 1990Maradona siempre ha estado al frente, cuando faltaba la coronación del desfile. El presidente Carlos Menem (derecha) sonríe con los vicecampeones. En 2014, cuando Argentina regresaba de Brasil siendo derrotada por Alemania en la final, se encontró otra fórmula: Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (centro izquierda) recibió a los jugadores en la sede de la Federación Argentina de Fútbol.
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